Patología

Dr. Toribio - tratamiento de orzuelos y quistes en León
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Orzuelos y Quistes

Los orzuelos son una alteración de las glándulas grasas del borde palpebral producidas por el cierre del orificio de drenaje de la glándula, lo que hace que la secreción se acumule en el interior. Es habitual que resulten dolorosos en los primeros días, especialmente si existe mucha inflamación y/o infección. Cuando se afectan las glándulas asociadas a las pestañas (glándulas de Zeiss), hablamos de orzuelos externos. Cuando se afectan las glándulas más próximas a la conjuntiva (glándulas de Meiboimio) hablamos de orzuelos internos, si existe infección, o chalaziones si sólo hay inflamación.

El chalazión, que es con mucho la alteración más frecuente, no es siempre necesario eliminarlo mediante cirugía. En muchas ocasiones, esta glándula inflamada puede mejorar con la simple aplicación de calor y esperando unas semanas. En aquellos casos en los que después de 4 o 6 semanas persiste un nódulo en el párpado, es aconsejable realizar una pequeña incisión, bajo anestesia local, y extraer el contenido graso del chalazión, lo que permite resolver el problema rápidamente. En general, este procedimiento se hace a través de la conjuntiva, no dejando cicatriz en la piel.

En los párpados, además de las glándulas grasas, existen otras estructuras que pueden dar lugar a otros tipos de quistes, como los quistes de Moll, los hidrocistomas ecrinos o los quistes de inclusión epidérmica. Todas estas lesiones pueden ser extirpadas con seguridad para el ojo y el párpado cuando la cirugía es correctamente realizada.

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Tumores Palpebrales

Los párpados están formados por diferentes tejidos (piel, músculo, vasos, nervios, tendones, conjuntiva,…) cuyas células pueden alterarse y crecer de forma descontrolada, dando lugar a un tumor. Según su comportamiento, se clasifica como benigno si el tumor simplemente desplaza a las células vecinas, o maligno si provoca la muerte de las mismas. En general, los tumores palpebrales son susceptibles de eliminarse mediante tratamiento quirúrgico, conservando una funcionalidad y estética palpebral que dependerán del tipo de lesión, el tamaño de la misma y su localización.

Tumores benignos

En los párpados son muy habituales los tumores benignos, como fibromas, nevus, angiomas, etc., que pueden ser eliminados fácilmente, sin dolor, y con muy buenos resultados estéticos y funcionales.

Un caso especial es el xantelasma, que, a pesar de aparentar crecimiento, no se trata de un tumor puesto que sus células no se dividen de forma excesiva, sino que se cargan de colesterol, dando lugar a una placa de color amarillo en los párpados. La principal causa de los xantelasmas no es tener unos niveles elevados de colesterol en sangre, sino una predisposición genética asociada al proceso de envejecimiento de la piel palpebral.

 

Tumores malignos

Entre los distintos tipos de tumores malignos que pueden aparecer en los párpados, los más frecuentes son los carcinomas basocelulares. Esta lesión suele tener un crecimiento lento, con el aspecto de un pequeño nódulo o una herida que tarda semanas o meses en curar. Su aparición está relacionada con el daño acumulado en la piel por la exposición solar o los rayos UVA (especialmente en pieles de color claro), el tabaquismo y la edad. El tratamiento con mayor tasa de curación es la cirugía, comprobando en el laboratorio que el tejido maligno ha sido eliminado por completo.

Dr. Toribio - tratamiento tumores palpebrales en León
Dr. Toribio - tratamiento ectropion y entropion en León
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Ectropion y Entropion

El borde del párpado debe contactar con el globo ocular de forma suave, protegiendo la superficie de la desecación y sin que exista roce con las pestañas.

La rotación hacia afuera del borde palpebral provoca una ausencia de contacto entre párpado y ojo que se denomina ectropión. Esta situación produce molestias al irritarse el ojo por no estar bien lubricado. Aunque el ectropión afecta sobre todo al párpado inferior, existe una situación similar en el párpado superior llamada síndrome del párpado flácido o floppy eyelid syndrome.

En el caso del ENTROPIÓN, la rotación del borde palpebral se produce hacia adentro, provocando que las pestañas rocen directamente con la superficie ocular. Esta situación puede llegar a producir erosiones o incluso úlceras en la córnea. Al igual que en el caso del ectropión, esta enfermedad es más común en el párpado inferior, pero también puede producirse en el párpado superior.

La corrección de estas alteraciones en la posición de los párpados mediante cirugía consigue muy buenos resultados, siempre que se realice un estudio individualizado y minucioso de cuál es la causa que provoca la rotación del borde palpebral (laxitud del párpado, cicatrices en la piel o en la conjuntiva, excesiva actividad del músculo orbicular, etc.)

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Blefaropasmo

El blefarospasmo es el cierre incontrolado de los párpados, que puede ser debido a diferentes causas. Con este término nos referimos comúnmente a una patología llamada “blefarospasmo esencial benigno” que es una enfermedad neurológica en la que el área cerebral que regula la frecuencia de parpadeo se altera, produciendo un cierre de los ojos excesivo e incontrolable para el paciente, lo que le dificulta la visión. En algunas ocasiones, además, puede asociarse con una dificultad para la apertura de los ojos, denominada apraxia del músculo elevador palpebral, que obliga al paciente a abrir los párpados con sus propios dedos.

El tratamiento de elección actualmente para el blefarospasmo es la toxina botulínica, ya que este medicamento paraliza el exceso de actividad del músculo orbicular del párpado, disminuyendo la frecuencia del cierre ocular. En aquellos pacientes en los que la toxina botulínica es insuficiente para controlar sus síntomas, se puede realizar una cirugía en la que se elimina quirúrgicamente la mayor parte del músculo orbicular, mejorando considerablemente los síntomas.

Los pacientes en los que predomina la dificultad para iniciar la apertura de los párpados, se puede realizar también una cirugía que les permite abrir los ojos sin tener que recurrir a elevar el párpado de forma manual.

Dr. Toribio - tratamiento blefaropasmo en León
Dr. Toribio - tratamiento vía lagrimal en León
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Vía Lagrimal

La vía lagrimal es el conducto que lleva la lágrima desde la superficie ocular a la fosa nasal. Su principal alteración es la obstrucción, que provoca que el ojo se llene de lágrima y esta se vierta sobre la piel del párpado, signo que se denomina epífora.

Existen diferentes cirugías para resolver la obstrucción de la vía lagrimal según su localización y grado de obstrucción (puntoplastias, sondajes, dilataciones…), aunque el procedimiento más habitual en adultos se denomina dacriocistorrinostomía. Esta técnica consigue solucionar la epífora en más del 90% de los casos, al restablecer el paso de la lágrima desde el ojo a la mucosa nasal.

Otra enfermedad relativamente frecuente y relacionada con la obstrucción de la vía lagrimal es la infección de la misma, proceso conocido como dacriocistitis. Se trata de una infección del saco lagrimal, que es la porción más amplia de la vía lagrimal, al acumularse el moco y las bacterias por no circular correctamente la lágrima. En esta situación, es necesario utilizar inicialmente antibióticos y una vez que la infección se ha eliminado, realizar una dacriocistorrinostomía para conseguir que el flujo de la lágrima impida el estancamiento del moco.

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Órbita y Anoftalmía

La órbita es la cavidad ósea donde está alojado el ojo y los tejidos blandos que lo rodean (grasa, músculos, nervios, vasos, etc.). Existen algunas enfermedades inflamatorias que afectan a este tejido blando, especialmente a la grasa y los músculos, siendo las dos más importantes la orbitopatía de Graves u orbitopatía tiroidea y la enfermedad inflamatoria idiopática de la órbita. En ambas enfermedades la inflamación del tejido que rodea al globo ocular hace que este se desplace hacia afuera, situación que incluso puede comprometer la visión. Por ello, se requiere de un tratamiento inicial con antiinflamatorios potentes, y en ocasiones, de una cirugía denominada descompresión orbitaria. En este procedimiento se eliminan parte de los huesos de la órbita consiguiendo un mayor espacio para albergar el tejido blando y conseguir que el ojo vuelva a su posición.

Otras enfermedades que pueden afectar a la órbita son la fractura de los huesos que la forman, a consecuencia de un traumatismo importante, o la aparición de tumores orbitarios, benignos o malignos.

La anoftalmía o ausencia del globo ocular es una alteración más común de lo que pensamos, y que supone un reto para el paciente y el cirujano. Existen en este ámbito dos grupos claramente diferentes: los niños que durante su desarrollo embrionario no formaron el ojo (anoftalmía congénita) o es de muy pequeño tamaño (microftalmía), y los adultos que, por distintas causas como accidentes o enfermedades oculares muy graves, han sufrido la pérdida de un globo ocular (anoftalmía adquirida). Esta situación, siempre traumática para una persona, puede sobrellevarse mejor si se realiza una correcta cirugía de la cavidad anoftálmica, mediante la técnica de evisceración o enucleación ocular con implante orbitario, permitiendo al paciente llevar una prótesis ocular que simulará perfectamente al ojo sano, y que tendrá incluso un movimiento muy parecido al de un ojo normal.