Blefaroptosis

Anatómicamente, el párpado superior, manteniendo la mirada al frente, debe cubrir solo un milímetro del iris, dejando una distancia al centro de la pupila de unos 4 mm. Su descenso, hace que el párpado se aproxime excesivamente a la pupila, pudiendo afectar incluso al campo visual si la distancia desde el borde del párpado al centro de la pupila es inferior a 2 mm. La diferencia de altura entre el párpado superior de un ojo y el otro debe ser inferior a 1 mm, ya que de lo contrario se producirá una evidente asimetría. Esto hace que la cirugía de corrección de la ptosis palpebral o blefaroptosis sea una cirugía de precisión, donde cada milímetro cuenta, y en la que además de la posición estática del párpado, es necesario que exista un correcto movimiento de apertura y cierre del ojo tras la cirugía. También hay que tener en cuenta que la diferencia de altura de los párpados entre ambos ojos puede deberse a una excesiva apertura de uno de ellos, situación que se denomina retracción palpebral.

Existen múltiples técnicas para corregir un párpado caído, en función de las características y estado el músculo elevador del párpado. Hay pacientes que presentan ptosis palpebral de forma congénita, desde el nacimiento, lo que habitualmente indica que el músculo no se ha formado bien, mientras que en otros pacientes puede deberse a una desinserción del músculo o a una atrofia del mismo. Además, en ocasiones es necesario combinar la cirugía de la blefaroptosis con otros procedimientos sobre el párpado superior, como la blefaroplastia.

Habitualmente la corrección de la blefaroptosis se realiza con anestesia local, siendo necesario en el postoperatorio el uso de lubricantes oculares para asegurar una correcta hidratación de la superficie ocular.